Hay un sector que es menos mediático que otros, pero cuya importancia es capital y pasar por ser uno de los motores económicos de un país. El mundo de los seguros, movido tradicionalmente por guerras de precios, vuelve a recuperar una cierta normalidad tras la crisis de la Covid-19, pero las aseguradores tienen ante sí una buena variedad de desafíos. Gran parte de ellos se centran en la gestión y en los modelos de negocio.
El entorno de las aseguradoras
Para definir tales retos, es imprescindible echar una mirada al entorno. Para empezar, en lo económico domina la inflación y las subidas de tipos, lo cual hará caer la renta disponible en los hogares. Desde este punto de vista, los seguros deberían redefinir su oferta de productos de ahorro.
Se vienen menores márgenes debido a una previsión de crecimiento de siniestros en ramos no vida. Además, las nuevas soluciones tecnológicas del sector exigirán una mayor cualificación de los equipos, cuyo objetivo principal será buscar la eficiencia para la empresa.
Los grandes discursos corporativos han de pasar a mejor vida porque los empleados ya no comulgan con ellos. Ganar más con menos implica nuevos mensajes para los equipos de trabajo. Donde sí que se debe hacer hincapié es en las políticas alrededor de la sostenibilidad, porque desde ella se puede retener más y mejor el talento. Una plantilla productiva es una plantilla motivada.
La tecnología marcará la diferencia
De modo que hay que dar herramientas a los profesionales y ahí entra en escena la tecnología. No solo es necesaria para agilizar procesos, sino para captar interés del talento joven. Además, este tipo de soluciones va a simplificar el proceso de creación de productos y ofertas que sean acordes a la realidad actual económica de clientes y familias. Hay actividades puntuales que podrían pasar a convertirse en el objetivo de algunas ofertas interesantes según la capacidad de pago, de los periodos de actividad o de nuevas modalidades de seguros adaptadas a las prioridades y preferencias de interacción con los jóvenes.
Y es que la tendencia, especialmente en la nuevas generaciones, es la simplificación en la contratación. Este tipo de cliente demanda dar de alta un seguro a golpe de click, lo cual es una ventaja competitiva para el que trabaje mejor los canales. Además, la digitalización incluye la generación y el uso de análisis de grandes masas de datos, lo que colocará a las aseguradoras en posición de adelantarse a las necesidades de los clientes y personalizar sus ofertas. Por su naturaleza, el Big Data alimenta la capacidad de innovar allí donde se emplea, de modo que las compañías lo necesitan para expandirse a otros nichos de mercado.